Guía básica (y musical) para envejecer bien

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Como contrapunto al anterior artículo sobre niños prodigio, me parece más que interesante cambiar diametralmente de bando para escalar a las zonas más altas de las pirámides de población. Zonas actualmente superpobladas y musicalmente interesantísimas en el caso de aquellos que han sabido envejecer y que han hecho de la acumulación de años una virtud. Por supuesto que a estas edades ha habido de todo, no son tantos los que han llegado a edades tan avanzadas en óptimas condiciones y son muchos menos si queremos quedarnos con los que han mantenido su obra a la altura. Aun así, siguen siendo muchos. Algunos luchando para mantener el listón, otros incluso mejorándolo, pero siempre incrementando cuantitativa y cualitativamente su discografía. De la compilación de algunos de los casos más interesantes uno solo puede extraer una visión menos dramática de la vejez y de paso aprender un par o tres de cosas, por eso hay ejemplos que por sí solos son una guía de cómo envejecer bien. En primer lugar, es importante sacudirse de todo prejuicio: Viejo nunca ha significado desfasado y nunca han sido sinónimos, así que si eres de los que hacen este tipo de asociaciones dirige tu ratón a la crucecita de fondo rojo a la derecha de tu pantalla y haz click.

A los que quedamos, lo que he intentado recoger aquí son algunos ejemplos de grandes artistas que han mantenido o mejorado el nivel de sus discos en la etapa final de su vida. Como veréis el rango de edad no está fijado, pero aun así creo que mantiene bastante coherencia. ¿Qué destacar? La verdad es que la idea inicial era redactar un artículo similar al de Niños prodigio: ¡Los mayores son un rollo! Pero en esta ocasión citando 4 casos en el sentido contrario. Los cuatro casos a recomendar eran 3 discos de Paul Simon, Neil Diamond y Roy Orbison, y por supuesto la serie American Recordings de Johnny Cash a través del tema “Like The 309”, pero al final he decidido hacer una compilación más amplia y sin ahondar tanto en esos puntos. Lo de la guía es absolutamente sensacionalista, pero aun así es imposible que de aquí no salga el mejor manual de autoayuda del mundo para aquellos con miedo a la vejez. Como veréis, no están todos los que son, pero son todos los que están, y pienso que algunos de ellos son de reivindicación necesaria ya que al menos para mí son discos y/o personajes claves del envejecimiento sin tufillo a muerto. Escoge el modelo que quieras, todos si hace falta, no son excluyentes.

paulsimonSé Paul Simon. Soy un defensor a ultranza de toda su obra, a pesar de que no es precisamente un desconocido, todos los modernos se olvidan de él cuando es más moderno que todos ellos. En cambio se volcaron con los dos primeros discos de Vampire Weekend, que no estaban nada mal, pero que tal vez tenían algo que envidiar a Simon un año después. Corría el año 2011 y Paul tenía 70 años cuando publicó este “So Beautiful Or So What”, de lo mejor de ese año (aunque hubo más perlas enterradas de las que hablaré pronto) pero pareció quedarse en un segundísimo plano. Pitchfork, como es habitual, metió la pata hasta el fondo con ese 6,7 cuando aún me enfadaba con la línea de la revista (lo de las notas con decimales me parece de traca), y muchos otros lo ignoraron. Aquí en España solo recuerdo que un medio especializado dejara el disco a la altura que se merecía, aunque tengo la memoria un poco atrofiada y no sería justo ser demasiado tajante en esta afirmación. Se trata de un álbum que mantiene todos los componentes que han hecho grande a Paul Simon pero actualizaciones profundas. Menos instrumentalizado pero más urgente y directo, manteniendo su mirada en el pop que a su vez mira a África. Todo marca de la casa en un Simon con sobredosis de guaraná en algunos momentos. La primera mitad del disco es trepidante.

Sé Nick Lowe. Cuando tienes clase, la edad es lo de menos. Cuando tienes una edad, tener clase lo es todo. Pero no os esforcéis, se tiene o no se tiene, así que fuera preocupaciones. Por eso Lowe se puede permitir un viaje al pasado que va desde el título a las versiones, y de las versiones hasta el sonido. Es el hombre sin prisas, el que lentamente se ha convertido en uno de los crooners más importantes del siglo XXI gracias a mejoras notables en su voz. No sé si es mejor de mayor que de joven, pero que exista la duda es una gran noticia. “The old Magic” fue publicado a sus 64 años y era la viva prueba de que lo suyo es otra liga.

Neil_diamondSé Neil Diamond. Envidia insana la que debía tener Diamond de Johnny Cash, hasta el punto de llamar a Rick Rubin para que produjese su “12 Songs”, editado en 2006 a sus 65 años. Se aplicó la misma fórmula que para Cash, canciones despojadas de ropajes innecesarios, desnudez cálida y voz grave. Esta es una de las sorpresas más mayúsculas que me he encontrado, o por lo menos de las que más recuerdo. Probablemente no esperaba nada de Neil Diamond y lo encontré todo. Este es mi disco favorito de Diamond de todos los tiempos. Sin duda un buen ejemplo, nunca es tarde para dar lo mejor de ti mismo.

Sé Roy Orbison. Parte de lo dicho con Neil Diamond vale para Roy Orbison. “Mistery Girl” fue un resurgimiento tan inesperado como fugaz después de tantos años. Algo intuyó Orbison, algo le faltaba para poder irse en paz dejando una última obra maestra, actualizando su sonido y de paso regalándonos un hit eterno como “You Got It” en un solemne álbum que rezumaba melancolía y a la vez energía e inspiración. “She’s A Mistery To Me” me estremece como pocas. Supo que lo había conseguido, así que lo grabó, lo publicó y se murió, pero lo había dejado todo “atado y bien atado”.

MavisSé Mavis Staples. La música no cumple años y Mavis Staples es la música. Lleva dando lecciones de góspel, Rhtyhm & Blues y soul desde 1959, que se dice pronto, y tiene más energía que tú, seas quien seas. Con su grupo familiar, The Staple Singers nos dejó joyas como “Respect Yourself”, pero ha sido en su carrera en solitario y especialmente en los últimos años donde ha destacado por su voz, que aúna potencia y experiencia, y por el despliegue de su repertorio en “Have A Little Faith” (2004), “You’re Not Alone” (2010) y “One True Vine” (2013). Las viejas fórmulas siguen siendo las más efectivas.

Sé Johnny Cash. Más que descubrir la inmensa obra de los últimos años de vida de Johnny Cash y alargarnos con la serie American Recordings, aquí cabe destacar este “Like The 309” como su último suspiro antes de morir. En efecto, se dice que esta fue la última canción que grabó y, sea cierto o no, lo parece. Aquí la voz de Cash se resquebraja, su respiración está entrecortada y da la sensación de faltarle el aire. Cantada con una urgencia muy poco común, ansiando que sus últimas fuerzas sean suficientes para completar esos 4 minutos y medio que se le debieron hacer eternos. Hombre de negro hasta su último aliento.

Sé Etta James. Icono del rhythm & blues y el soul, Etta James mostraba una vitalidad inquebrantable a sus 66 años. “Blues To The Bone” es uno de mis discos preferidos de esta entrañable y portentosa diva de Chess. La guadaña no se detiene y nos alcanza a todos, pero su muerte en 2011 sí me dejó más mal cuerpo de lo que es habitual. Al menos nos queda Mavis.

Sé Tom Waits. Aunque su voz ya hacía décadas que sonaba ajada, aquí encontramos una de sus obras inmensas (y encima triple) a los 57 años. “Orphans” era un triple álbum de caras B que son la banda sonora del bebedor de whisky en la barra del tugurio más oscuro del peor barrio de tu ciudad. No es Benjamin Button, pero hace tiempo que decidió ser viejo, y le queda bien. Mucho mejor que esos que con avanzada edad pretenden ser jóvenes. Desagradable y maravilloso. Si decides ser Tom Waits no es para ser un borracho de bar, es para ser el mejor borracho de bar del mundo. Tú puedes.

Sé Patti Smith. Lo mejor de Patti Smith en cuestión de álbumes ya fue, pero si el rock es actitud ella es la reina. Hoy en día ver un concierto suyo continua enrojeciendo a todas las bandas que en teoría parten la pana en festivales y que tienen la desgracia de tocar antes que ella, o peor, después. El icono de las Riot Grrrrls también se dejó llevar por la senda de las versiones, y no estuvo mal, de manera que a sus 69 años (66 tenía cuando se publicó “Twelve”) es otro ejemplo a imitar antes de visitar a San Pedro o quien sea que haya allá arriba o abajo.

DexysSé Dexy’s. El caso de Kevin Rowland es perfecto para ejemplificar el paso a la madurez. Una madurez que en su caso consiste en la sofisticación y la elegancia. Lejos quedaban los impetuosos Dexy’s Midnight Runners de este “One Day I’m Going To Soar”. Vale, no era un superyayo, pero a sus 59 años Rowland se reinventaba a sí mismo con mucho sentido, manteniendo sus influencias pero tratándolas de forma distinta, menos enérgica pero más cuidada. Un álbum en el que la contención es la virtud, el marco perfecto para aquél que tiene algo que contar, y así es el álbum, una narración continuada de experiencias personales. Puro teatro exclusivamente para los oídos.

Sé Dr. John. El vudú ha curado más gente a través de la música que a través de la medicina, y Dr. John ha sido uno de sus grandes referentes hasta el punto que a día de hoy, a sus 75, sigue sumergiéndonos en sus lisérgicos mundos de rock, blues, bluegrass, jazz y otros sonidos de Nueva Orleans. Él lo de la edad lo lleva bien, tal vez sepa que puede resucitar en cualquier momento y no le dé mayor importancia a cumplir años.

Sé Bob Dylan. Probablemente el primero que muchos pondrían de ejemplo, junto con Neil Young que no aparece en la lista. ¿Por qué no está Neil Young? Porque a pesar de que su trayectoria sea envidiable y haya sido capaz de mantener un nivel más que correcto siempre a pesar de algunos altibajos, la verdad es que desde los 90 no me emociona de forma remarcable ningún disco suyo. De Bob Dylan sí, en cambio. Si en los 90 estaba “Time Out Of Mind”, en los 2000 estaban “Love and Theft”, “Modern Times”, “Tempest” y brutales recopilaciones de caras B. Un auténtico renacer. El año 2000 presentó esta “Things Have Changed” para la película Jóvenes prodigiosos. Por mucho que se empeñe en que las cosas están cambiando, para él tan solo es un cambio físico, por eso sigue apoltronado en la cima de los mejores.

220px-HarrisWreckingSé Emmylou Harris. Vale, Emmylou Harris solo tenía 48 años cuando su publicó su “Wrecking Ball” en 1995 pero pocos álbumes hay que expresen tan bien la entrada en la madurez con un éxito tan rotundo. Aquí destacaba también la figura de un productor, Daniel Lanois, quien hizo de Rick Rubin y la ayudó a distanciarse del country y a realizar una reinvención profunda. El resultado fue un renacer artístico ya que “Wrecking Ball” relanzó su carrera. Bienvenida de nuevo, Emmylou.

Sé David Byrne & St. Vincent. No sé si juntarse con jovencitos rejuvenece pero a David Byrne no parecía hacerle falta, más bien la unión con St. Vincent es sencillamente lógica, pues David Byrne a sus 60 años continuaba siendo más moderno (y más cabal) que cualquiera. En su línea inquieta de participar en todo aquello que le parezca interesante que ya profundicé en David Byrne: ¡Vivan las bolsas de doritos! Byrne continúa dejándonos discos sublimes allá donde va y esté con quien esté. Para mí, Byrne siempre ha tenido la misma edad.

StrummerSé Joe Strummer. Otro disco que precedió a la muerte del artista, “Global A Go Go” fue el último legado del líder de The Clash con aire a Sandinista y una muestra del abanico de influencias e inquietudes de Strummer. Por mucha envidia que le tenga John Lydon (del que admiro su obra, pero desde luego no a él), Strummer supo envejecer menos pero mejor, mientras el otro sigue vivo y soltando chorradas sin sentido.

Sé Franco Battiato. ¿Cómo se sabe que ha madurado un hombre que ha estado abonado al cambio durante toda su carrera? ¿En qué momento un cambio es más maduro que otro? Battiato ve en la reinvención su forma de vida, si bien su última etapa ha sido menos abrupta y ha seguido sendas más lógicas. Aun así, hits como “Passacaglia” ponen en duda que se haya acomodado un hombre que continua siendo el azote de los poderosos sin caer en el panfletismo. El ejemplo seleccionado es “Apriti Sesamo”, publicado en 2012 a sus 67 años.

Leonard cohenSé Leonard Cohen. Leonard Cohen maduró dos veces, la primera en los ochenta y la segunda en la pasada década. En su caso, madurar significó dejar en segunda fila la guitarra y poner en primer lugar el sintetizador, un sintetizador que empleó para dar forma a su idea del jazz. La tercera etapa vino con el cambio de siglo y nos dio a un crooner de voz profunda y, a medida que avanzaron los años, carrasposa y algo cansada. Y es que para Cohen el siglo XXI significó un montón de problemas financieros, y por eso su última etapa es la de un hombre que supera los mayores obstáculos de su vida a edad avanzada. Os sonará la frase pero, “sí, se puede”.

Sé Pops Staples. Un legado en toda regla fue el que le dejó Pops a su hija Mavis (sí, la de más arriba) cuando éste vio que pronto iba a estar en una caja y que hasta este mismo año no había visto la luz. Un disco incompleto que ha sido acabado finalmente por Jeff Tweedy de Wilco y por la propia Mavis pero respetando mucho la obra original. Envejecer bien también significa ser oportuno.

PeretSé Peret. Sé Peret por favor. No solo por ser el rey de la rumba, sino por serlo durante toda su vida, de principio a fin y sin excepciones. A sus 71 años nos dejó una joya absoluta del género, “Que Levante el Dedo” (2006). Como un torbellino, Peret rebosaba energía y derrochaba ideas, genialidad, pasión y descaro. Fue una lástima que 3 años más tarde publicara un “De los cobardes nunca se ha escrito nada” que no hace justicia a lo que ha sido su legado. Obviemos esto último y Peret es el referente perfecto para tener una vida plena, con alegría hasta el final. Básicamente, supongo que puedes olvidar todo lo que acabas de leer. Sé Peret.

Acerca de Bailar de arquitectura

Licenciado en sociología y postgrado en Técnico de Integración laboral. Profesional con amplia experiencia en el ámbito de la comunicación, tanto en la relación con medios de comunicación como en el uso de las nuevas tecnologías. Experto en creación de estrategias integrales de comunicación. También con experiencia desde los medios de comunicación, dirigiendo y presentando 150 programas de radio (25 de ámbito nacional y 125 de ámbito autonómico). Experto en gestión de proyectos. Especialmente en tres ámbitos: proyectos sociales, emprendedores y startups y cultura. Análisis e investigación. Responsable y/o creador de diversos estudios en el ámbito social y en el sector de las nuevas tecnologías. Community Manager. Responsable de la gestión de diversas comunidades virtuales, y la dinamización de un gran número de acciones como concursos, sorteos, recogida de ideas, etc. entre ellas destaca un caso de éxito en las redes sociales como los premios Responshabilízate.

Un Comentario

  1. Una vez más, fantástico post. Yo quiero ser Paddy McAloon, con sus barbas, su bastón, y su capacidad intacta para obrar milagros.

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  2. carles

    Esta lista me la guardo para cuando mi hija me pida poner en el coche a la banda adolescente de turno. Yo le respondere: – Lo que estas escuchando si que es musica. Tus idolos de acne no son dignos ni de llevarles la funda de la guitarra vacia a cualquiera de estos artistas. Presta atencion a la estructura, los arreglos, la mezcla de estilos…
    – Concentrate papi que nos perderemos para llegar al palau sant jordi y llegaremos tarde al concierto.

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